lunes, 20 de julio de 2015

Recuerdo y Olvido

Querida Helena,


Parece mentira, cada día uno se levanta esperando lo mejor de la vida, llenando los minutos con nuevas experiencias que poco a poco van empujando las viejas al olvido, pero sin embargo, aquello que uno ha vivido, sentido y sobre todo sufrido quedan perennes en la memoria.

Cierto es que el dolor se diluye con el tiempo. Ya casi no duele el respirar cuando pienso en ti, pero si cierro los ojos, puedo volver a oler tu pelo, sentir tus manitas regordetas entre las mías y tu peso en mis brazos, cuando poco a poco la calidez de tu piel se escapaba.

Recuerdo sentir mi corazón partirse en mil pedazos y pensar luego, en la soledad de mi cabeza, que nunca volvería a ser feliz, que aprendería a fingir las sonrisas, pero que aquel que supiese mirar, vería, en lo más negro de mis ojos, la desesperación que se grabó a fuego vivo aquel 20 de Julio de 2011

Y sí, parece mentira, pero me equivoqué. Hoy me siento feliz, feliz de poder hablarte, feliz de saber que pase lo que pase, siempre estarás a mi lado, feliz porque tu partida me rompió el corazón, pero tu recuerdo y todo aquello que me enseñaste en tu corta vida me lo cura día a día y feliz porque mirando a tus hermanos y a tu madre te vuelvo a ver, en sus ojos, en sus sonrisas, en sus gestos, veo en ellos a la que fuiste, y a la que tal vez pudiste ser.

No pìenses que mis ojos no se han anegado en lágrimas al escribir estas líneas, al fin y al cabo llorar es sano, pero prefiero mil veces quedarme seco recordando el tacto de tu piel, a lucir en mi cara una sonrisa fruto del olvido.

Hoy, por primera vez desde que te fuiste, no subiré a Calella a visitarte en el aniversario de tu partida, es difícl conciliar la vida familiar y laboral, pero no desesperes, este sábado allí estaremos todos...

Tu padre que te quiere.

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