Querida Helena,
Hoy hace un año que tus ojos se cerraron por última vez, 365 amargos días sin tenerte a mi lado, pero llevándote en el corazón. En estos últimos siete días he estado dándole vueltas en mi cabeza a qué contarte en esta carta y sobre todo, en cómo hacerlo. Pero ayer, la vida me volvió a recordar que no importan los planes que uno pueda hacer, en sólo un segundo todo puede cambiar. La vida, tanto hoy como hace un año, es imprevisible.