domingo, 9 de septiembre de 2012

Tres cosas, tres

Querida Helena,

Tras mi autoinflingida flagelación de ayer, hoy quiero hablar de algo más dulce y lleno de alegría, quiero hablar del sol del verano, del rumor de las olas del mar, de la frescura de las cuevas y del estruendo de la tramuntana. De todas esas cosas que te acompañan en tus días y en tus noches, desde que tus cenizas dejamos escapar. 

sábado, 8 de septiembre de 2012

Promesas rotas

Querida Helena,

Dicen que no hay nada peor que faltar a la palabra dada, dejar sin hacer aquello que se ha jurado hacer. ¿La razón? No lo sé, quizás sea por que con tu desidia, otros sufren las consecuencias del honor maltrecho. Tu abuelo siempre decía: La palabra es deuda. Y así siempre he intentado vivir, si prometes algo, cúmplelo.

jueves, 9 de agosto de 2012

La rutina que te hace más joven

Querida Helena,

Hoy te escribo desde Ayamonte. Ya sabes tú que es la tierra de mis ancestros, el lugar que vió nacer a mis padres y del que guardo tantos recuerdos de juventud. Y son esos recuerdos, los que ahora se convierten en realidad una vez más, gracias a mi rutina diaria.

viernes, 20 de julio de 2012

Un año sin ti

Querida Helena,

Hoy hace un año que tus ojos se cerraron por última vez, 365 amargos días sin tenerte a mi lado, pero llevándote en el corazón. En estos últimos siete días he estado dándole vueltas en mi cabeza a qué contarte en esta carta y sobre todo, en cómo hacerlo. Pero ayer, la vida me volvió a recordar que no importan los planes que uno pueda hacer, en sólo un segundo todo puede cambiar. La vida, tanto hoy como hace un año, es imprevisible.

lunes, 9 de julio de 2012

Sueño

Querida Helena,

Aunque pueda parecer mentira, el sueño me ha podido y casi se me pasa la hora de escribirte. Así que ahora te escribo estas pocas líneas, y tras buscar a tu hermano continuaré esta carta.

miércoles, 20 de junio de 2012

La historia se repite

Querida Helena,

Hoy te escribo desde un lugar un tanto extraño. Me encuentro un tanto lejos de mamá y de Héctor, en el corazón de Europa, en una ciudad que en su tiempo regía el destino de un gran imperio, o al menos lo hacía durante la mitad del año. ¿Aún no sabes dónde? Pues estoy en Budapest.

sábado, 9 de junio de 2012

Stress para sentirse vivo

Querida Helena,

Dicen que la mejor manera de olvidar es no pensar. Si no nos torturamos constantemente repasando mentalmente aquello que nos duele, poco a poco, los detalles se vuelven menos vívidos, menos cortantes, como aquellas piedras angulosas, que a base de rodar corriente abajo, se acaban trasformando en cantos rodados, redondos y pulidos, sin aristas que te puedan cortar.

domingo, 20 de mayo de 2012

Un ángel más en el cielo

Querida Helena,

Hoy te escribo con el corazón en un puño, no por mí, ni por tí, ni por tu madre o tu hermano, ni por tus abuelos, tios o primos, si no por ese ángel sin alas que es Francisco Javier. Tanto él como sus padres lucharon tanto y nos dieron su cariño y su amor cuando más falta nos hacía. Y el jueves, su corazón decidió que era ya el momento de cambiar de aires.

miércoles, 9 de mayo de 2012

La primera vez

Querida Helena,

Hace unos días tu padrino se subió con su hijo, Pau, que como bien sabes es mi ahijado, a una especie de trineo sobre railes que se deslizaba ladera abajo en medio de un bosque. En su blog, comentaban ellos la maravilla que supuso para ambos esa pequeña experiencia.

¿Por qué te cuento esto? Pues sencillamente porque en ese momento me pareció algo intrascendente y apenas digno de mención. No puedo creer lo equivocado que estaba.

viernes, 20 de abril de 2012

Porcentajes

Querida Helena,

Te escribo hoy con el pecho más ligero, esa garra fría que me oprimía desde el día que nos dimos cuenta que padecías una enfermedad congénita, ha relajado su presa. Y es que ayer fuimos a hablar con el Doctor Luis Pérez, el jefe de Mariví, y nos explicó que con la información que le habíamos hecho llegar (tu necropsia, los distintos informes de San Joan de Deu y del Hospital de Nens y sobre todo con el detalle de que tenías un pequeño Nevus lineal sebáceo en la carita) nos podía asegurar que tu enfermedad se debió a una mutación somática durante la gestación.

lunes, 9 de abril de 2012

Recuerdos de infancia

Querida Helena,

Hoy te escribo desde la carretera, volviendo a casa desde Ayamonte, adonde he ido para cumplir una promesa, que tras tu partida parece nimia e intrascendente. Pero una promesa, por ingenua que sea, siempre debe ser cumplida. Y es que ya lo decía tu abuelo Leo, el que paga descansa y el que cobra más.


martes, 20 de marzo de 2012

En sus ojos

Querida Helena,

Hoy vuelve a ser día 20, triste recordatorio de tu partida y marca indeleble de ese vacío que por siempre ocupará mi corazón. Pero hoy no quiero hablar de lamentos, ni quiero que cuando leas estas líneas sientas tristeza por no poder estar a nuestro lado.

Hoy quiero hablar de todas aquellas pequeñas cosas que me hacen más llevadera tu ausencia, que me hacen sentirte a mi lado, como si nunca te hubieses ido.

viernes, 9 de marzo de 2012

Saltar sin red

Querida Helena,

Hoy me gustaría hablarte de las oportunidades que la vida nos da, y de ese miedo que todos tenemos cuando nos encontramos ante el abismo, y debemos decidir si saltar para alcanzar el otro lado, o bien quedarnos allí mirando como todos se alejan y tú te quedas solo sabiendo que lo que dejas marchar ya nunca más volverá.

lunes, 20 de febrero de 2012

Viajando al pasado

Querida Helena,

Este día 20 me ha pillado de improviso, tan mal me quedé después de tu primer cumpleaños, que estos 11 días se han pasado volando y cuando me he querido dar cuenta, me he encontrado frente al ordenador sin nada personal que contarte. Así que hoy he decidido hablarte de física en general y de los viajes en el tiempo en particular.

jueves, 9 de febrero de 2012

Tal día como hoy

Querida Helena,

Tal día como hoy, hace 365 días, llegaste al mundo. Llegaste con prisas, avasallando, abriéndote camino, sin esperar a la Doctora Guasch. Llegaste sin ayuda, no hizo falta empujarte, tenías ansia de libertad, quizás ya intuías que era poco el tiempo que estarías con nosotros y no querías malgastarlo. En ti ardía fuerte la llama de la vida, una llama breve, pero que brillo más que sol, y que al igual que el astro rey, nos dió calor y nos marcó para toda nuestra vida.

viernes, 20 de enero de 2012

Medio año

Querida Helena,


Hoy hace medio año que te fuiste, 6 meses sin ti en los que mi corazón se ha ido acostumbrando a no tenerte cerca, a no oír tu llanto, a no sentir tu piel.

Ya son más días sin ti que contigo. El calendario marca sin lugar a dudas que el tiempo pasa inexorablemente, pero para mi hay días que siento que era ayer cuando te estrechaba entre mis brazos y otros en los que parece que toda una vida ha pasado.

lunes, 9 de enero de 2012

Un año más viejo

Querida Helena,

Ayer cumplí 38 años. Y hoy tú habrías cumplido los 11 meses. Y yo me pregunto ¿Por qué? ¿Por qué yo he tenido la suerte de cumplir tantos años y tú ni tan sólo uno? Es una pregunta vacía, rota, sin respuesta. Ni yo, ni nadie la puede responder, pero eso no quita que me la haga cada noche al acostarme.


Ayer fue un día extraño, rodeado de mis amigos, viendo a tantos niños jugando en el parque, o sentados en la mesa de picnic mientras comían sus chucherías, me sentía feliz al estar tan arropado y a la vez tan triste porque tú no estabas allí.

Supongo que ahora estarías dando tus primeros pasos, agarrada a los pantalones de mamá o a los míos, con alguna chuchería en tu manita libre, intentarías correr tras tu hermano y sus amigos. 

Es tan duro imaginar lo que podría haber sido, lo distinta que la vida sería si tú siguieses aquí, que muchas veces intento encerrarme en mí mismo para no pensar, ya sea leyendo, o viendo películas o jugando. Y es tanto el tiempo que paso ensimismado, que olvido que no estoy solo y que los que quedan junto a mí también me necesitan.

Así que cariño mío, te prometo a ti, a tu madre y tu hermano, que a partir de ahora volveré a ser el de antes, que sólo me evadiré un ratito por las noches, que volveré a ser fuerte, como cuando aún podía abrazarte en el hospital y mirarte a los ojos me daba ánimos para seguir un día más.

Tu padre que te quiere.