Querida Helena,
Estoy a solas, sentado mirando el cielo gris y plomizo sobre un pinar y me pregunto si desde el cielo podrás verme y si es así, que opinas sobre lo que hoy al atardecer, tu hermano, tu madre y yo nos disponemos a hacer.
Dialogo epistolar de un padre a su pequeña hija, pequeñas confesiones de un corazón roto en busca de la sonrisa que nunca llegó a ver.