Querida Helena,
Muchas veces cuando voy a la playa me sorprendo a mí mismo cogiendo un puñado de arena y dejandola escapar entre mis dedos. En esos momentos mi mente se vacía y todo mi mundo se llena con un único pensamiento, el tiempo se nos escapa y lo hace sin que nosotros podamos siquiera percibirlo, y es sólo cuando nos concentramos lo suficiente y dejamos al margen el resto de cosas, que vemos caer cada uno de esos pequeños granos de arena que forman el reloj de nuestra vida.